Contexto Histórico

Terrorismo de Estado

La Junta Militar impuso el terrorismo de Estado, una represión implacable sobre todas las fuerzas democráticas y todas las formas de participación ciudadana: políticas, sociales y sindicales. La llamada al “orden” no daba lugar al pensamiento, a la libre expresión, a ninguna voz disidente al nuevo modelo y por supuesto, a ningún tipo de protesta.

Se inauguró de esta manera el proceso autoritario más sangriento que registra la historia de nuestro país. Obreros, estudiantes, sindicalistas, intelectuales, profesionales y empleados fueron secuestrados, torturados, asesinados y "desaparecidos". Mientras tanto, muchos fueron forzados al exilio.

Las autoridades militares y policiales secuestraban, torturaban y asesinaban impunemente a los que ayudaban en las villas de emergencia, los que tenían como objetivo una mejora salarial, los miembros de centros de estudiantes, periodistas que mostraban descuerdo con las autoridades militares, psicólogos y sociólogos, por pertenecer a las profesiones "sospechosas", monjas y sacerdotes que llevaban sus enseñanzas a la villas-miserias, los amigos de cualquiera de los detenidos y los amigos de estos amigos. Y también a quienes se atrevieran a reclamar por sus seres queridos, tal como sucedió con el secuestro de las madres y las monjas francesas en la Iglesia de la Santa Cruz, generando un estado de paralización y miedo que repercutió en toda la sociedad.

Notas sobre el Terrorismo de Estado