Contexto Histórico

El "Proceso de Reorganización Nacional" (1976-1983)

Mediante un golpe de Estado las Fuerzas Armadas removieron al gobierno de Isabel Martínez de Perón y dieron inicio al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).

El objetivo inmediato era revertir la matriz de relaciones sociales y económicas que el modelo populista/redistribucionista había impulsado a través del Estado y de las organizaciones sindicales.

Siguiendo los postulados del liberalismo económico, se promovió la idea de que sólo el libre funcionamiento del mercado, desligado de "interferencias" políticas, garantizaría una eficiente asignación de recursos. De acuerdo con este supuesto, las políticas aplicadas en la posguerra (políticas de empleo, de distribución de ingresos, de seguridad, bienestar social y de promoción sectorial) aparecían como nocivas, demagógicas y contraproducentes.

La dictadura implementó entonces un plan basado en el liberalismo monetario, que era apoyado por bancos extranjeros y organismos internacionales. El funcionario encargado de cumplir el plan económico de los militares fue José Alfredo Martínez de Hoz. Puso fin al Estado intervencionista, a la protección del mercado interno y al subsidio a empresas. Se congelaron los sueldos y se intervinieron los sindicatos.

En lo económico los resultados finales fueron la acumulación de una gigantesca deuda externa en gran parte de origen privado, desindustrialización, concentración económica, institucionalización de la inflación, caída del salario real, deterioro de los servicios públicos e incremento en los niveles de pobreza.

La brecha social que en los veinte años anteriores se habían reducido, volvió a ensancharse, de manera irreversible. Al final de la transformación que condujo Martínez de Hoz, el poder económico se concentro de tal modo en un conjunto de grupos empresarios, trasnacionales y nacionales, que la puja corporativa y la negociación ya no fueron siquiera posibles.

En lo ideológico, el considerable éxito de los militares no puede ser simplemente explicado a partir del desmoronamiento del gobierno de Isabel Perón, ni por el recuerdo de los hechos de violencia política vividos en los años previos al ’76; sino porque además existieron muchos sectores que concordaron con la supresión de las garantías constitucionales y la instauración de un nuevo orden edificado sobre el silencio.